“Tanto nos amó que, por nosotros,
se hizo Hombre el que hizo al hombre,
nació de una Madre a la que Él creó,
fue llevado por unas manos que Él formó,
tomó el pecho que Él llenó
y lloró en el pesebre la infancia muda,
la Palabra sin la que es muda la elocuencia humana”.
(San Agustín)