Que mi peregrinación esté impregnada de hambre y sed de Ti para que me sacie de tu presencia
Felicitación de Navidad 2015
“No mandó el Salvador que le siguiéramos porque tuviera necesidad de nuestro servicio, sino para atribuirnos a nosotros el mérito de la salvación. Pues seguir al Salvador es participar en la salvación; como seguir a la luz es percibir la luz. Los que están en la luz, lejos de iluminar ellos a la luz, son por ella iluminados e ilustrados. Ellos nada le dan. Se benefician en cambio iluminados por la luz. Así también es el servicio para con Dios. A Dios nada le da. Tampoco Dios necesita del humano ministerio. Al revés, a quienes le siguen y sirven, les confiere Él la vida e incorruptibilidad y gloria eterna. A quienes lo sirven, los beneficia por su servicio; y a quienes lo siguen, los beneficia por su seguimiento. No recibe de ellos beneficio, siendo como es rico, perfecto y sin indigencia. Reclama, sin embargo, el servicio de los hombres, para, bueno y misericordioso como es, otorgar bienes a cuantos perseveran en su servicio. Tanto Dios de nada necesita cuanto el hombre necesita de la comunión con Dios. Tal es la gloria del hombre: perseverar y permanecer en el servicio de Dios. Por eso decía el Señor a los discípulos: ‘No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí’ (Jn 15, 16). Daba a entender que no lo glorificaban ellos por seguirlo, sino que por seguir al Hijo de Dios eran glorificados por Él. Y de nuevo: ‘Quiero que donde estoy yo, estén también ellos, para que vean mi gloria’ (Jn 17, 24). No lo decía por vanagloria, sino porque deseaba hacer a sus discípulos partícipes de su gloria”.
San Ireneo